26 agosto 2025

LA CUEVA MONA (Linares de Mora)

 Entrada dedicada a los todos los zagales y zagalas, gabachos y gabachas, que han disfrutado con las excursiones a la Cueva Mona

¿Quién no ha entrado a la Cueva Mona?

La Cueva Mona es la más conocida de Linares porque se ve perfectamente desde la carretera que va a Nogueruelas y por su cercanía al núcleo urbano.

Su fama se puede ver en la siguiente copla:

Tres cosas tiene Linares,
no las hay en todo Aragón,
la Iglesia, la Cueva Mona
y el Pino el Escobón

La Cueva Mona (foto de Salomé Bielsa)


La Cueva Mona no ha sido rotulada en la cartografía del Instituto Geográfico Nacional (IGN), ni en el siglo XX ni en lo que llevamos del XXI.

Sí que aparece en el mapa del Catastro Topográfico Parcelario de 1944, pero fue transcrita como "Cueva de la Mona".



1944. El Catastro, desde una perspectiva urbana, se equivoca al añadir la preposición de y el artículo la: "Cueva de la Mona"


La adición artificial de preposiciones y artículos por parte del Catastro se realizó desde la perspectiva académica de los topógrafos e ingenieros que hicieron y firmaron el mapa catastral.

Esta perspectiva urbana imitó la estructura <A de B> de la lengua.

Y desestimó la pauta toponímica rural <A B> (A = Cueva; y B = Mona) que escucharon de la gente del pueblo.

Pero la estructura <A B> para la Cueva Mona está documentada desde 1713 (por lo menos): 

«Ittem trae el dicho Dº Gaspar Gargallo [...] todas las eredades señaladas de ganado y cerrada que están enfrente la Cueba Mona, camino de la Palanca de Onda, que confrentan unas con otras y todas juntas con el camino que va a la dicha Palanca de Onda, con eredades del Masico Delipe, con eredades de Jaime Báguena»



1713. La Cueva Mona tiene la estructura <A B> desde el siglo XVIII.


La tradición oral de la gente de Linares ha mantenido el topónimo durante siglos.

Las perspectivas urbanas y académicas tienden a modificar los nombres que decimos en los pueblos porque piensan que nos comemos la preposición de y los artículos (el, la, los, las).

Pero no nos comemos la de: no nos la podemos comer porque lleva, por lo menos tres siglos, que no está en el nombre de la cueva.

¿Cómo nos vamos a comer algo que no está?




La Cueva Mona (foto de Salomé Bielsa)


Lo que pasa, la mayoría de las veces, es que la perspectiva urbana desconoce realmente el topónimo y se lo imaginan de un modo que no es en realidad.

En los pueblos, el conocimiento de los nombres de lugar ha ido pasando  de padres a hijos desde hace siglos.

Y ha sido así hasta la emigración a las ciudades en la década de los años 60 y 70 del siglo XX, cuando los pueblos y los mases quedaron, en gran parte, deshabitados.

La marcha de la gente del campo originó un corte generacional. Antes se aprendía de la generación anterior que había vivido en ese lugar, pero ahora ese lugar está deshabitado.

Gran parte del conocimiento del patrimonio inmaterial lo conserva, hoy en día, la última generación que vivió de pequeños de forma tradicional en el territorio y lo aprendió de sus padres. Hoy en día esa generación es muy mayor, pero se acuerdan del nombre de cada bancal, de cada garreto, de cada lastra, loma, puntal, cerro, tozal, cabezo, fuente, chorrador, tollo, cueva, covarcho, cima, cija, engullidor, etc.

La Cueva Mona ha tenido suerte y el Catastro actual ha corregido el rótulo que estaba mal.

Pero hay muchos otros topónimos a los que aplicaron el mismo patrón de añadir preposiciones y artículos para formar inventos como "Cueva de la Mona".

Ayúdanos a conservar y transmitir los auténticos nombres de lugar a la siguiente generación como hicieron nuestros padres y abuelos!!!

Utiliza los nombres tradicionales!!!

Apoya nuestra cultura!!!



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